¿Círculo o cuadro? de Jill Hartley – Petra Ediciones


Preguntar...¿Acaso no es lo que siempre hacen los niños? Preguntando se les abre el mundo, se les revelan los secretos vislumbrados...Al lector atento no se le escapará que una pregunta tan sencilla, ¿círculo o cuadro? esconde en realidad algo más sútil. Tú, niño, niña, sabrás reconocer estas dos formas tan comunes, escondidas en la riqueza visual del mundo? ¿Tú, lector ya no niño, podrás hacerlo con los ojos de un niño?

En la portada del libro de Jill Hartley me apunta un joven fotógrafo con una cámara de juguete:su imaginación infantil juega con papel, chinches para desafiarme, porque su creatividad se conforma con humildes materiales para inventar una realidad nueva, la del pensamiento mágico.

¿CÌRCULO O CUADRO? se ve como golosina, comemos lo que vemos, lo que nos ofrece la mirada de Jill Hartley. Mirada preguntona sobre la cultura mexicana....¿cómo se siente ser niño mexicano hoy en día? Pues, ser niño quiere decir:jugar mucho (con una flor, con dados, dominos, trompos, pelota, cánicas...), comer dulces (y postres, tortillas, gelatinas, paletas, chicles...), y ver el mundo como una combinación, por supuesto, de cuadros y círculos en los cactus, las flores, en puertas pintadas...El mundo como juego de construcción, formas básicas para armar, dónde las manos son los ojos.

La belleza del libro también nace de sus colores tan cálidos, de la composición variada de las tomas, de los temas diferentes:el juego, la naturaleza, la comida, el arte, en fin, todos  creación humana en el campo de la cultura mexicana.Así que podemos leer ¿CÌRCULO O CUADRO? con el ojo de un antropólogo (¿qué comen, a qué juegan, cómo bailan, qué colores usan...?), y con una precupación estética. Porque cada doble página del libro es un guiño de Jill Hartley...las tortillas redondas sobre un mantel naranja dialogan con el aro naranja de la niña en la página derecha, porque las cánicas  en su círculo de gís blanco son las hermanas terrestres de las búrbujas etéreas de jabón, porque el ensamble de trompos de madera bailan igual que los bailarines aéreos en un cielo azul, porque.....este libro nos invita a crear vínculos nuevos, desplazando los significados, escribiendo metáforas.

La poesia tan fuerte que emana de ¿CÌRCULO O CUADRO? tiene que ver también con las dos formas eligidas: el cuadro, cuya simbólica remite a la tierra, a la solidez, se une al círculo, sinónimo de perfección, de infinito, en una dinámica constante de creación. Jill Hartley nos ofrece un instante del mundo visto por el prisma del cuadro y del círculo, quiza porque detrás de la complejidad hay algo más sencillo; nos invita a ver mejor, a jugar como niños : a ser poetas.


Bruno LECAT                                                                          Octubre 2007