Bello Vientre

Hay soledades que consigo traen la nostalgia
del oleaje de mi hijo en mí. Esa danza.

Panza de pecera. Gran panza de pelota,
de sandía, panza de globo, de planeta.
Recuerdo lo que era caminar, panza magnética.
tirando siempre hacia el centro de la Tierra,
y tras la panza, sin alcanzarla nunca, yo.

Recuerdo: el placer. Panza soleada.
Panza perfumada, panza frotada con aceite de cacao.
Panza fresca. Panza descansando, al fin, sobre la combinación
exacta de almohadas y cojines. Panza flotante en verano,
dentro de la piscina de un hotel en el desierto.
Panza esquivada a la hora de hacer el amor.

Sueños con panza.
Mares, lagos, ríos, abuelos y bisabuelos,
árboles genealógicos enteros con las raíces hundidas
en el agua. Barcos. Rostros, manos, ojos, cruces.
Sangre, dos veces mas sangre que antes.
Venas deformadas por las que corre un tiempo
que se agolpa dolorosamente aquí,
en la pantorrilla derecha, o allá,
en la planta del pie izquierdo.

Panza incólume. A pesar del correr de la vida afuera,
panza intacta. Panza pacífica, subiendo y bajando
de los aviones del miedo, del adiós, de la fragilidad.
Panza amurallada.

Senos. La leche de la bondad humana fabricándose.
Grandes, pesados, calientes, sensibles.
La vida, preparando el alimento para la vida.
Pigmento: la señal. Círculos oscuros dentro de círculos claros.
Línea, mas allá de la ciencia, surcando la curvatura entera,
del ombligo hasta el pubis.
Fronteras internas de un espacio en otro tiempo.

Panza ritual. Lejos de los eclipses. Bajo las lluvias de estrellas.
Panza en el templo: panza de incienso. Panza entre los mundos.
Panza blanca, panza azul. Panza infinita. Panza en el centro.
Corazón dentro del corazón, dentro del corazón,
dentro del corazón.

Panza acuática, sumergida en densos aceites de existencia.

Bendita panza. Un paréntesis. Un retorno. Una tregua.

Nunca estarás tan lejos de la muerte, estando en esta Tierra.

Panza también pasará.


-Margarita Martínez Duarte